lunes, 7 de noviembre de 2016

“Cuando fuimos inscritos / escritos”, por José Carlos Santamaría Poza



Yo fui un niño inscrito en la obediencia, una bondad solo útil a los otros; hoy exploro una paternidad sin obediencia, y continuamente me pierdo, así que este post va a resultar muy difícil, pero al mismo tiempo, muy esclarecedor.

[Casi] todos los padres y madres con los que hablo, los libros sobre educación y crianza que leo, la mayoría de los artículos y estudios que consulto, casi todos viven, vivimos, en una fantasía: los padres vivimos en la fantasía de poder aislar nuestra propia psicología, nuestros traumas de infancia, nuestra configuración emocional, nuestros miedos, nuestra inscripción en la ley de la obediencia. Pensamos que al actuar con nuestros hijos podemos comportarnos como maquinas educativas perfectas, cajas perfectamente aisladas. Pero tenemos un rincón oscuro, un nido de traumas y tramas narrativas, cuentos que nos explican / aplacan, al que volvemos recurrentemente. Este, nuestro oscuro rincón se nos hace dolorosamente visible en las rabietas de nuestros hijos/as. Creo que todos los padres y madres hemos experimentado ante el empecinamiento de una niña de cinco años la idea de que lo hace contra nosotros, para quedar por encima, por dominar ¿No suena absurdo? En frío, racionalmente, está claro que mi hija de 5 años reacciona como puede ante una frustración: que su cerebro no está acabado, que sus estrategias para manejar contrariedades son incompletas; que su visión de una ganancia futura por un sacrificio actual es imposible hoy, porque no puede, aun, vivir en el futuro como nosotros (que quizá no debimos aprenderlo nunca, o con tanta demasía). Todo esto, que es racional y lógico y de sentido común, no se nos pasa a los padres por la cabeza ante una rabieta de nuestros hijos, y reaccionamos con frecuencia desde nuestro oscuro rincón, cuando fuimos inscritos en la obediencia.

Pero entonces, ¿cómo salir del oscuro rincón? No sabría decirlo de forma que yo mismo lo entienda. Lo que yo practico es: la no negación de mi propia inscripción en la obediencia, o dicho de otro modo, reconocer mi problema al pensar, ya solo a veces, que la obediencia es virtud superior; practicar la huida mental en las rabietas o elevación a un nirvana meta-educativo, o sea que me digo “¿qué me está pasando?”, o “cuidado que me va a salir el hulk paternal que llevo dentro”; decir a mi hija justo después de su enfado que yo la quiero siempre, también estando enfadado; y sobre todo me funciona no olvidar que mi hija me quiere incluso cuando me odia. Lo que decía, ni yo mismo lo entiendo.

Solo sé que no quiero que mi “niño obediente interior” críe otra hija obediente, amedrentada, que a su vez establezca sus relaciones (también fuera de la familia), como de obediencia / dominio; o que crié un nieto o nieta terriblemente obediente o dominante. Se ha de romper este fatum, este escondite eterno, se ha de salir del oscuro rincón, por mi y por todos mis descendientes, compañeros.

Addendum- Práctico:

¿Qué hago yo para evitar la venganza de mi niño obediente interior? Sugerencias, no infalibles:
  1. Intento no estar muy, muy cansado. Los padres estamos a veces muy mal dormidos.
  2. No todo tareas: Reservar un rato del día para mi, para algo que me haga disfrutar.
  3. Tener paciencia con los tiempos de mi hija. A veces no obedece inmediatamente, y es cuestión de esperar a que termine algo que le gusta mucho.
  4. Que mi pareja me haga de “espejo” / hacer yo de espejo a mi pareja si me crece el enfado.
  5. Mirarme a un espejo físico cuando me crece el enfado
  6. Reservar un rato de juego con mi hija antes de las tareas
  7. Reservarme un rato de relax, mindfulnes o similar 10 o 15 minutos es suficiente.
  8. Expresar con palabras tranquilas mi enfado ante mi hija, estar enfadado no es malo
  9. Hablar a mi hija a la altura de sus ojos.
  10. Pensar que si mi hija es ( muy o demasiado) obediente tendrá menos éxito laboral y personal
  11. Pensar que si entra en el circulo de obediencia/dominación, cuando tenga poder (sea la más mayor por ejemplo) quizá abuse de los demás.
  12. Pensar que la obediencia la hará menos creativa, menso crítica
  13. y si todo esto no funciona, perdonarme si me enfado más de la cuenta.

Addendum- Enlaces sobre obediencia y enfado de los padres




  • ESCUELA DE PADRES - Cómo afrontar una pelea familiar



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